Nuestra identidad
Villarroya de la Sierra
Santuario de Nuestra Señora de la Sierra
El Santuario de Nuestra Señora de la Sierra, localizado en el término de Villarroya de la Sierra, a 1.418,294 m. de altura sobre el nivel del mar, en la cúspide de una gran mole compuesta por pizarras y cuarcitas cámbricas cuya formación se remonta a la Era Primaria.
La ermita es un templo de fábrica gótica tardía, levantado en el Siglo XVI , de una sola nave de seis tramos separados por arcos fajones, cabecera poligonal y coro, que se cubre con bóveda de cañón apuntado en la nave y con bóveda de crucería estrellada en el presbítero, al que se accede por una portada en arco de medio punto situado a los pies y protegido por un pórtico cubierto con techo de pares de madrea.
La influencia civil y religiosa originada por esta antiquísima Casa, Hospital y Hospedería a lo largo de un milenio de historia, ha dado lugar a la denominación genérica de la zona como Sierra de la Virgen, espacio natural que comprende territorios de ocho términos municipales ubicados en las estribaciones del Sistema Ibérico, oeste de la provincia y sur del Moncayo.
Como ya he dicho anteriormente, la ermita se encuentra a 1418,29 m- de altitud. Es un espectáculo mirar desde este montículo; Villarroya de la Sierra, Aranda, Malanquilla, Clarés, Jarque, Gotor, Oseja, etc. Son muchísimos los pueblos que se divisan desde su cumbre; también en días claros, aunque en contadas ocasiones se pueden ver los Pirineos.
Los días señalados en que se sube en romería a la ermita, el 25 de abril, festividad de San Marcos, Pascua de Pentecostés y Santo Cristo del Consuelo. Estos días son para los de Villarroya. Añón subía el día 20 de Pascua; Cervera, el día de San Felipe y Santiago; Oseja, el lunes siguiente al domingo de la Trinidad; Jarque el día 9 de Mayo; Gotor el día 12 del mismo mes; Aranda el día 2, Pomer el día 8; Malanquilla el día 1 de Junio, Clarés, etc. día de San Gregorio y Calatayud el 19 de septiembre.
El recorrido hasta la ermita es largo, pero uno puede gozar de ver desde los pocos metros de la salida del pueblo a ambos lados de la carretera, viñedos resplandecientes, con sus verdes pámpanos y colgando de los mismos los racimos de uvas. Desde Valdemingón, o sea, donde ya comienza el monte, aunque años antes había sido cultivado lo que ahora son pinos, hasta bien cerca de El Salcedo.
El Salcedo se encuentra a mitad de recorrido, con un refugio para el guarda forestal que vigila el monte. Y es un lugar indispensable para estirar las piernas si se va montado o bien para almorzar. Desviando a la derecha y como cosa de medio km. se encuentra el vivero de El Salcedo, del que hoy día se cuida el Patrimonio Forestal del Estado de su explotación, bueno, explotación creo que no, ya que lo único que hay son unas parcelas de terreno destinadas a viveros de pinos, aunque hoy día no son muchas, ya que la repoblación por este término ya hace años que se acabó.
A este lugar se puede hacer una visita a la bajada de la Virgen, pues a veces hay necesidad de remojar la garganta y es el único sitio que se puede encontrar agua o bien por qué se desee seguir el camino hasta la salida en Mailipe. Los que hacen el viaje a pie, poco después del Alto de las Corasón, ya cortan por un atajo, que va a parar a la fuente El Espino. Esta fuente que mana 30 cántaros al día, en años de sequía sale el mismo caudal. Aquí sí que es obligación de hacer una parada y beber dos vasos de agua fresquita. La pila está metida debajo de una roca, protegida por una pequeña cabaña, para evitar que los animales puedan entrar.
En el año 1964 se construyó una larga pila para que el agua que salía cuando se llenaba el depósito y se perdía en una charca se aprovechara, para poder abrevar las caballerías e incluso el ganado en casos necesarios. Y desde la fuente El Espino, ya son diez minutos de cuesta que se suben un poco jadeantes para llegar a la explanada del santuario, donde uno ya puede respirar a placer aire puro y dedicarse a contemplar el agreste paisaje que desde la cumbre se divisa.
Aranda, por ser el más cercano, es uno de los pueblos que mejor se ve, con su exuberante vega, circundada en sus alrededores por el secano, en el que descuellan los corrales o majadas para el ganado, aunque ahora son muchos de estos cobertizos los que están en ruinas, por no ser tan utilizados como antaño.
También se divisan por este mismo lado Jarquee, Gotor, Oseja, etc., y, cómo no, la inmensa mole del Moncayo.
Es costumbre que una vez en la cima se dé una vuelta al santuario. La entrada al santuario, tiene un amplio portal y a continuación un largo patio. A la misma altura de la entrada y a mano izquierda, se halla cocina del pastor y, a continuación, la escalera principal, con paso a los establos y aljibe. El conjunto estaba formado por la ermita y dos sacristías, situadas en el este central del santuario, en su franco izquierdo la casa, las habitaciones y las dependencias destinadas a los regidores, servidores, mantenimiento y servicios, y a su ala derecha estaba destinada a hospital para pobres y enfermos y hospedería de huéspedes y peregrinos, pero actualmente a desaparecido. Adelante también hay una escalera donde hay o había unas amplísimas habitaciones, conocidas como Las margaritas.
A continuación, la entrada a la iglesia, donde enfrente hay un pequeño altar con la imagen del Santo Cristo del Consuelo y San Saturio. Encima está el coro, en el que por un pequeño ventanuco, hay dos días al año, en el que penetra el sol y pega a la cara de la virgen.
Todavía quedan restos de lo que fue grandeza y quedó aprovechable alguna columna en la que descansan arcos incompletos que se alzaron esbeltos en la iglesia en los tiempos de esplendor. La pila bautismal en piedra labrada con arte; el via crucis en azulejos muy curiosos; una campanilla para ayudar a misa, obra de hace cinco siglos.
Muchos fueron los que cumpliendo promesas, llegaron hasta el santuario desde localidades diferentes para subir descalzos, hiriendo sus pies con los guijarros sueltos de sendero.
La ermita constaba de 365 habitaciones, o sea tantas como días del año; ¿Pero cuántas hay ahora? Yo creo que ninguna, al menos en buen estado, y a no tardar mucho las que quedan que están en situación bastante mala, serán ruinas si no se toma alguna medida para salvar esta herencia que los mayores nos legaron, esperemos que la mano del hombre se decida a poner de su parte lo necesario, para poder conservar lo que fue y sigue siendo orgullo de todos nosotros.
Se intentó, durante el mandato como alcalde de don Vidal Blasco, poner remedio a esta situación, para ello se dieron funciones de teatro por los aficionados para recaudar fondos, la mayoría del pueblo se hizo socio protector para pagar desde 5 a 25 pesetas al mes, pero fue un fracaso, ya que si en parte se hizo una obra, que es la bóveda que se levanta encima de la capilla (gracias a esta obra no se derruyó, ya que las goteras que empezaban a filtrarse amenazando la capilla) lo que podía haber sido una ayuda con muy poco trabajo, se desperdició.
O sea que todos que nos hicimos socios protectores, no fuimos molestados para el pago ni tan sólo una vez. El santero a la madrugada se dio cuenta que había fuego. El fuego alcanzó grandes proporciones y se temió en un principio que ardiera todo, ya que la distancia que había hasta el pueblo serían varias horas entre bajar a avisar al pueblo y subir. El Santero, creo que era José Serón ‘Pintalá’, bajó corriendo al pueblo, el cual llegó en menos de una hora, cuando se necesitan casi tres horas a buen paso. Todo el pueblo se puso en marcha, su más preciado tesoro se les quemaba. Cuentan que ya el incendio se extendía por cerca de la capilla, por lo que la imagen de la virgen fue sacada a la era, así como sus ricos mantos. Y después de muchos esfuerzos se pudo sofocar el incendio.
Las consecuencias fueron funestas. Casi las dos terceras partes del Santuario fue destruido. Se dijo que si unas personas que habían estado haciendo la comida en una cocina, al hacer el fuego se había extendido a unas vigas interior de la chimenea y debido al viento que normalmente sopla, se propagó rápidamente. Pero lo cierto es que por una imprudencia, nos quedamos sin la mayor parte del santuario y como consecuencia de ello hubo que hundir algunas habitaciones para poder conservar otras.
Se dice que Fernando El Católico pernoctó en la ermita cuando fue a pedir la mano de Isabel de Castilla.